El local elegido para el evento en el barrio de Bovisa, en Milán, se convirtió en un espacio cautivador que invitaba a la autoexploración. Con mapas pintados a mano, motivos de brújulas y una relajante banda sonora que evocaba el fluir del agua, se creó una atmósfera única. La propuesta de Bottega Veneta reimaginó prendas básicas del día a día, rindiendo homenaje a la herencia de la marca con materiales de primera calidad y técnicas artesanales.
En el desfile, destacaron diseños como abrigos de tweed, gabardinas de piel y conjuntos de tops y faldas a cuadros. También se presentaron llamativos vestidos de flecos y trajes con rayas brillantes. No faltaron las piezas interiores, los bolsos de mano en piel trenzada ni los jerséis de punto en patchwork. La combinación de estos elementos creó una colección sofisticada y elegante que capturó la atención del público.
Bottega Veneta logró fusionar la relajación con la sofisticación en esta presentación. A través de su cuidadosa selección de materiales y su enfoque en técnicas artesanales, demostraron una vez más su compromiso con la calidad y la excelencia en la moda. El desfile fue un verdadero homenaje a la herencia de la marca, al tiempo que ofrecía una visión fresca y moderna de las prendas básicas del día a día.
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